📝 Zoᥒᥲ Jovᥱᥒ

¿QUÉ ES ZONA JOVEN?

La Zona Joven es toda la actividad pastoral de los colegios de la Fundación Santos Mártires que se realizan fuera del horario lectivo. Son todas las actividades que sirven para “hacer cristianos”. Dicho de otro modo, la Zona Joven es el instrumento para que los alumnos y responsables –catequistas y monitores- tengan vida, vida cristiana.

La vida cristiana comienza con la confesión de la fe y el bautismo, donde se inicia un camino o un vuelo, es la peregrinación a la santidad, a la felicidad, al cielo.

Este itinerario se desarrolla y crece gracias a algunos momentos importantes que se viven en la Zona Joven, en concreto hay cuatro tareas fundamentales y dos necesarias:

  1. La tarea de conocer la belleza, armonía y la alegría de la fe. La fe no se presupone ni se impone, sino que se propone.
  2. La fe es para celebrarla. Son las celebraciones que van fortaleciendo el camino a la santidad en los ya cristianos.
  3. Tercera tarea. El camino a la felicidad tiene un modo de vida, queremos vivir como Jesús vivió y Él quiere que vivamos.
  4. La oración es la cuarta tarea de la fe: necesitamos encontrarnos y enamorarnos del Señor. La vida cristiana es amar a Jesús, si “el roce hace el cariño” debemos pasar ratos con el Señor para entrar en comunión con Cristo.

Un chico de la Zona Joven tiene que asumir, conocer y vivir el esquema básico y fundamental de la fe que creemos, celebramos, vivimos y oramos y que además compartimos y anunciamos. Si falta alguna nota cojea la fe.

Esta fe conocida, celebrada, vivida y orada nos lleva necesariamente a:

  • compartirla y a
  • anunciarla.

La fe muere si no se comparte ni se anuncia. Crear comunidad y hacer apóstoles es la misión del cristiano, y por tanto de la Zona Joven.

CONCLUSIÓN ES:

Un GRUPO formado por LAICOS,

con un estilo de vida que responde al EVANGELIO,

que participa de la vida y misión de la IGLESIA,

con una METODOLOGÍA propia,

que lleva a sus miembros, niños, adolescentes y jóvenes,

a ser TESTIGOS de Jesucristo en el mundo.

ES UN GRUPO

Un grupo de personas con una actividad encaminada a transformar la sociedad donde se inserta y a las personas que lo componen.

Pertenecer a un grupo significa adherirse al proyecto común que lo anima y compartir una misma identidad y unos mismos objetivos.

Esto significa que su proyecto común es la evangelización de niños, adolescentes y jóvenes, siendo conscientes que han sido llamados por Jesús a transformar el mundo en el que vivimos.

 

QUE PARTICIPA DE LA VIDA Y MISIÓN DE LA IGLESIA

Esta misión evangelizadora es tarea de toda la Iglesia, cada cristiano evangeliza en unión con la Iglesia y en su nombre. Así pues, todos somos evangelizadores, pero formando comunidad, integrados en la Iglesia.

Es desde aquí desde donde surge y tiene sentido la Zona Joven dentro de la comunidad educativa, en comunión con la Diócesis y la Iglesia Universal.

 

Realiza la misión de la Iglesia

«¿Qué tenemos que hacer?»[1], es la pregunta que se escucha en el seno de la Iglesia desde los orígenes del cristianismo. Los apóstoles y sus sucesores sólo tienen como respuesta el mandato que el Señor Jesús les dio antes de ascender al cielo:

«Id, pues, y haced discípulos míos todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo cuanto yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» [2]

«Evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial«[3]. Cada cristiano evangeliza en unión con la Iglesia y en su nombre. Porque es a ella a quien le incumbe por mandato divino ir por todo el mundo y anunciar el evangelio a todos los hombres.

Ante esta realidad, que en su identidad más profunda está la llamada a la evangelización, «¡Ay de mí, si no predicara el Evangelio!”[4], escuchamos también el llamamiento que hace la Iglesia a la Nueva Evangelización «Ha llegado la hora de emprender una nueva evangelización» [5] con nuevo ardor, con nuevos métodos y una nueva expresión.

 

Es Iglesia desde la comunidad educativa y parroquial.                                           

En comunión con la Iglesia Diocesana y católica.       

 

METODOLOGÍA PROPIA

La metodología elegida constituye un elemento destacado, que condiciona la asimilación de los contenidos y la puesta en práctica de una forma de vida apostólica. La clave de esta metodología está en la manera de entender la formación. Se trata de una formación que parte de la vida y conduce de nuevo a la vida, después de haber sido iluminada por la mirada amorosa de Dios, manifestada en la experiencia original de Jesucristo y en el vivir cotidiano de la Iglesia. Ese continuo juego de contrastar lo que Dios quiere con lo que hacemos en lo cotidiano, será el factor común de todas las sesiones.

Existen tres momentos que constituyen el proceso de esta metodología: el Ver-Juzgar-Actuar.

En este proceso, todo discípulo de Jesús vive haciéndose estas preguntas: ¿Qué pasa allí donde estoy viviendo? ¿Cómo me sitúo ante lo que está pasando? ¿Cómo mi modo de situarme me permite vivir como Jesús vivió? ¿Qué debo hacer para responder a la llamada que Jesús me hace?

Ver. Es el momento donde los niños y niñas toman conciencia de la realidad, en el que observan los hechos concretos de su vida cotidiana. Esta mirada les permite tener una visión más amplia, profunda y global de los temas que vamos a compartir y que les motivará más adelante a realizar acciones transformadoras. Tenemos que enseñarles a leer la vida, no sólo con los ojos, sino con reflexión, de una forma integral, es decir, utilizando todas las dimensiones de nuestra personalidad. Es más, como cristianos, estamos llamados a Ver desde nuestra fe, de tal manera que a través de nuestros ojos sea Dios mismo quien vea. Así, a través del Ver, el grupo que sigue esta metodología se ejercita en abrirse a la verdad, a toda la realidad personal y comunitaria. Es el momento de sacar sus ideas previas y desde ellas conectar con la Palabra y los contenidos del tema. De este modo se va educando al convencimiento de que Dios no está ausente del mundo, ni al margen de la vida de las personas. A través del Ver aprendemos a descubrir la presencia de Dios en lo que nos pasa.

Juzgar. En el Juzgar analizamos los hechos de la realidad a la luz de la fe y de la vida, del mensaje de Jesús y de su Iglesia, para construir una sociedad de acuerdo al proyecto de Dios. Juzgar es confrontar con nuestra vida la Palabra del Señor y los contenidos del catecismo, de manera que los tomemos como criterio y orientación fundamental de nuestra vida. Es asumir con responsabilidad la interpelación que surge cuando nos ponemos delante del Señor y aprendemos a escucharle. Es crear un clima de encuentro y conversión permanente desde la presencia cercana de Jesús en nuestras vidas y, en especial, en la de los niños y niñas. El grupo, y cada niño personalmente, han de averiguar en este momento qué nos dice Dios a través de la vida y de sus enseñanzas, cómo quiere salvar la historia de nuestros acontecimientos y a qué movimientos de esperanza o de transformación nos abre.

Actuar. La vida no es conocer e interpretar solamente. En esta parte concretamos el proceso en una acción transformadora lo que se ha comprendido acerca de la realidad (Ver) y lo que se ha descubierto del plan de Dios sobre ella (Juzgar). Esta acción transformadora responde evangélica y eficazmente a los desafíos planteados por los hechos que se revisan. Todo ello nos lleva a un compromiso concreto e inmediato, personal o comunitario, que se convierte en signo visible del reino de Dios. El compromiso será pues el indicador de que Dios pasó y fue escuchado. No sólo porque hemos cumplido una palabra, sino porque Dios, al pasar, nos habló al corazón y queremos corresponderle.

Cada niño y niña debe ir asumiendo pequeñas acciones que le ayuden a caminar en el seguimiento de Cristo, de forma natural y sencilla, paso a paso, madurando en la fe y como personas, configurando un proyecto de vida coherente con el Evangelio. Como comunidad de creyentes todos estamos llamados a continuar, en las circunstancias actuales, la misión evangelizadora que Jesucristo nos ha encomendado.

Por otro lado, como hemos esbozado, un instrumento metodológico que estará siempre presente a lo largo del itinerario es el Proyecto Personal de Vida Cristiana. Es un medio indispensable para marcar un rumbo vital concreto, actuando, a la vez, como elemento equilibrador. En él se ha de ir plasmando ese afán por buscar la unidad fe-vida y de cuidar los distintos aspectos e implicaciones del seguimiento de Cristo partiendo de la propia realidad. Todo compromiso o acción ya surja de una oración, de una sesión puramente formativa

[1] Hechos de los Apóstoles 2, 37.

[2] Mt  28, 19-20.

[3] Evangelii Nuntiandi, 80.

[4] 1 Corintios 9, 16.

[5] Christifideles Laici, 34.

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