El mes de octubre es especial para la comunidad católica en todo el mundo, ya que se celebra el Domund, una ocasión para reflexionar sobre la importancia de la labor misionera y la solidaridad global.
Los misioneros son héroes anónimos que dedican sus vidas a llevar el mensaje de amor, fe y esperanza a lugares remotos y desfavorecidos. A menudo, trabajan en condiciones difíciles y arriesgan sus propias comodidades en beneficio de los demás. Son un faro de esperanza en comunidades que a menudo enfrentan desafíos abrumadores.
El Domund no es solo una responsabilidad de los misioneros, sino de toda la comunidad. Las familias desempeñan un papel crucial al apoyar a los misioneros con su oración, apoyo financiero y concienciación. Enseñar a nuestros hijos sobre la solidaridad y la compasión hacia aquellos que son menos afortunados es una lección invaluable.
El lema de este año nos recuerda que la labor misionera no solo implica ir a lugares lejanos, sino también tener corazones ardientes, llenos de amor y compasión, y pies en camino para llevar este amor a quienes lo necesitan. La solidaridad es un camino que todos podemos recorrer.
En conclusión, el Domund 2024 nos llama a unirnos en la solidaridad global. Recordemos la labor valiente de los misioneros, involucremos a nuestras familias y tomemos medidas para hacer del mundo un lugar mejor.
«Corazones Ardientes, Pies en Camino» es más que un lema; es un llamado a la acción que podemos y debemos seguir. En este Domund, recordemos que, juntos, podemos iluminar el mundo con esperanza y amor.