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Uno de los problemas del lenguaje más frecuentes que encontramos los/as alumnos/as de infantil es el trastorno de articulación o dislalia.

Hasta los cinco años, la mayoría de los problemas de esta índole, son consecuencia de un proceso natural de adquisición lingüística y, pasado el periodo evolutivo correspondiente, casi todos desaparecen sin que sea necesaria la intervención de ningún profesional. Pero en algunos casos estas dificultades se deben a un mal funcionamiento de los órganos que intervienen en el habla, sobre todo por posiciones incorrectas de labios o lengua, incorrecta respiración, falta de aire, escasa movilidad de labios, lengua, paladar…Si estos patrones articulatorios persisten pueden llegar a automatizarse y, por lo tanto, ser más difíciles de corregir (Rivera, 2009). Por esto, es tan importante una intervención temprana. Cuando hablamos de intervención, no nos referimos exclusivamente a la realizada por el especialista de audición y lenguaje.

El concepto de dislalia corresponde al trastorno en la articulación de los fonemas, o bien por ausencia o alteración de algunos sonidos concretos o por la sustitución de estos por otros de forma improcedente. Se trata pues de una incapacidad para pronunciar o formar correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas (Pascual, 1995).

Dentro de la dislalia, encontramos diferentes clasificaciones:

  • Dislalias orgánicas:
  • Disglosias: trastorno de la articulación de origen no neurológico y provocado por lesiones físicas o malformaciones de los órganos articulatorios periféricos.
  • Disartrias: se deben a daños en el sistema nervioso central y se caracterizan por una pérdida del control motor. Aquí se engloban un conjunto de trastornos motores del habla caracterizados por debilidad muscular, caracterizados por debilidad.
  • Dislalias audiógenas: alteraciones de la articulación debidas a problemas auditivos.
  • Dislalias evolutivas: incapacidad para producir correctamente los fonemas. Causadas por una insuficiente madurez cerebral y un inadecuado desarrollo del aparato fonoarticulador. estadísticamente, los niños presentan una correcta articulación fonemática.
  • Dislalia funcional: alteración de la articulación debida a un mal funcionamiento de los órganos articulatorios sin existir ninguna causa de tipo orgánico.

Los errores más frecuentes son los que afectan a los fonemas /r/ /s/ /l/ /k/ /z/ /ch/ y sinfones, bien sea por omisión, sustitución o distorsión.

Cuando hablamos de dislalia en niños y niñas en la etapa escolar, nos estamos refiriendo a un tipo de trastorno en el habla en el periodo infantil de los individuos. Tiene sentido pensar que determinadas características se la personalidad y carácter del niño o niña puedan ser causa, en cierto modo, de sus repertorios lingüísticos y comunicativos.

Según determinadas características personales pueden protagonizar un papel relevante en la aparición y existencia de dislalia. De ahí que pensemos que la valoración de las características de la personalidad del niño debe formar parte, de una manera indispensable, del proceso de exploración e intervención ante la detección de este desorden del habla.

Por un lado, se van a exponer una serie de características que presentan en común todos los individuos afectados por dicho trastorno:

  • Factores psicoafectivos: donde el niño es sobreprotegido por los padres, consecuencia que, va a desarrollar en el niño cierto grado de sensibilidad, entre otros, además de, crear dependencia hacia el adulto padres o maestros.
  • Factores de facilidad a perder el control emocional: los niños con dislalia presentan dificultad para asociarse con los demás, se muestran inhibidos, manifiestan ansiedad, al ser conscientes de la patología que padecen, tienden a comportarse con características de ansiedad, tensión e inseguridad.
  • Factores en la toma de conciencia del problema: se pueden encontrar niños distraídos y ausentes, estos se cohíben por el miedo a la burla y esto hace que no hagan uso del habla de una manera adecuada.

Por otro lado, se debe conocer que esta puede darse por distintos tipos de errores:

  • Sustitución: cuando el niño sustituye un fonema en lugar de otro, sea bien porque le es difícil de pronunciar o porque no discrimina entre los dos fonemas. Las más frecuentes suelen ser: /l/, /d/, /g/ y /r/ en lugar de /rr/; /t/ por /k/, /d/ por /l/, etc. Ejemplo: “deche” en lugar de “leche”.
  • Distorsión: cuando el niño emite un sonido de forma incorrecta o distorsionada. Esto suele deberse a una posición errónea de los órganos articulatorios, falta de control del soplo, falta de vibración de las cuerdas vocales, etc.
  • Omisión: cuando el niño no articula los fonemas que no domina, por lo que prescinde de su emisión. Ejemplo: “cuato” en lugar e “cuatro”.
  • Inserción: cuando el niño añade un fonema más para articular otro más dificultoso. Ejemplo: “palato” en lugar de “plato”.

A continuación, se plantean unas pautas favorecer el desarrollo lingüístico:

  1. Trabajar por medio del juego: utilizando sonidos auxiliares para que llegue a articular los fonemas bien, siempre teniendo en cuenta diseñar actividades en función a los intereses del alumno.
  2. Enseñar a la vez todas las consonantes: siempre dentro de los límites que suponen el grado de madurez y la preparación previa de la enseñanza directa de cada articulación. Realizar la enseñanza de forma análoga ya que al presentar el mismo mecanismo de ejecución facilitará su aprendizaje.
  3. Evitar trabajar aquellos fonemas que tengan el mismo punto de articulación en la misma sesión, para evitar confusiones en el niño.
  4. Los ejercicios articulatorios nunca se realizarán de forma brusca o exagerada, dando lugar a una articulación artificial y creando malos hábitos lingüísticos en el niño.
  5. Dichos ejercicios deben componerse de corta duración para evitar fatigar al niño, además se fomentará su capacidad para corregir fonemas alterados y el aprendizaje de otros aún desconocidos.
  6. Las estrategias de intervención irán dirigidas a aumentar la discriminación auditiva, mejorar la voz o realizar ejercicios respiratorios entre otros.
  7. Sería interesante grabar el habla del niño durante la práctica y al comienzo del proceso de intervención, para comparar los avances que alcanza el alumno.
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